Señor, Tú que conoces mis inquietudes, dudas, preocupaciones y desvelos. También mis alegrías y tristezas. Hoy, nada te pido. Sólo quiero darte gracias por un día tan maravilloso junto a mis seres queridos. Un día común y corriente. Sin fiesta, ni algarabía. Sólo un domingo más... En ellos, hoy he visto el reflejo de tu rostro, tu luz...
¡Gracias, por tu inmenso amor!
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