Hace 10 años, un día como hoy a eso de las 9:00 a.m., me encotraba en mi salón dando un examen de historia de Puerto Rico a mis chicos de séptimo grado de aquel entonces. De pronto, comencé a ver un movimiento de maestros de un lado a otro. Al preguntar que sucedía, me informaron del ataque terrorista a las Torres Gemelas del World Trade Center. Me tranquilicé para que mis chicos no se alteraran y pudieran terminar su trabajo, pero aún así algunos notaron que algo extraño pasaba en el ambiente. Lógicamente, no pude salir a ver las noticias en TV, hasta pasado mi examen. Las escenas que vi parecían sacadas de una película de esas de ciencia ficción en las que presentan el final de los días.
Ciertamente, ese fue el día en que el Mundo cambió. Mucho hemos aprendido a partir de ese día. La fragilidad de la vida del ser humano, quedó en evidencia. La nación más poderosa del mundo, había sido sorprendida en su propio patio... Ese día se derrubaron junto a las Torres Gemelas y los demás ataques: los delirios de grandeza, el pisoteo de la dignidad humana, la guerra por el petróleo de oriente y una guerra centenaria que dice ser "Santa", que no tiene razón de ser, pues no se puede pagar maldad con maldad, ya que siempre quienes pagan son los inocentes con lo más preciado que tenemos: la vida.
Podría estar todo el día escribiendo en torno a este tema. Pero creo ya todo se ha dicho... Solo me resta elevar una oración por las almas de todos y todas los que de alguna manera fueron tocados por esta desgracia; y pedirla a Dios, que no vuelva suceder. ¡Que así sea!
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