domingo, 28 de julio de 2024

La Ceremonia Inaugural de París 2024

Reflexión mañanera: La Ceremonia Inaugural, París 2024.

Ciertamente, esta ceremonia inaugural de París 2024, no fue como las que hemos estado acostumbrados a ver. Muchas diferencias podemos destacar. Por ejemplo, que no se llevó a cabo dentro de un estadio atiborrado de gente, sino en diferentes partes de la ciudad, incluyendo el Sena.

Ahora bien, al ver este tipo de espectáculo que se une al espíritu deportivo tenemos que ser un tanto indulgentes y  flexibles, y abrir nuestras mentes echando al lado nuestra visión de lo que es una presentación tradicional de este tipo e incluso, echando al lado nuestros prejuicios. 

Con esto no estoy diciendo que la ceremonia fue de mi total agrado. No. Pero de eso no se trata lo que escribo. 
Se trata de darnos cuenta de lo mucho que nos falta por aprender de otras culturas. Se trata de ser tolerantes ante una manifestación cultural. Así como lo hemos sido al ver las ceremonias inaugurales anteriores a esta del viernes pasado. 

Mire, si usted no lee, si usted no recuerda sus clases de historia o se fue "a comer jobos o cortó clases" si usted, al menos, no ha visto algún documental histórico sobre cualquier país. Jamás podrá identificar la parodia de una mujer decapitada con su cabeza en mano. Solo por poner otro ejemplo. Si usted no asistió a la clase de historia del mundo el día que hablaron de la Revolución francesa, no podrá identificar que esa mujer fue María Antonieta, reina de Francia durante los últimos años del Antiguo Régimen y la posterior Revolución francesa, en el siglo XVIII. Esto es sólo un ejemplo.

Y así, ante el ojo crítico e inquisidor de los televidentes, pasaron muchas otros referentes de la cultura francesa. 
¿Qué aprendimos de este espectáculo?
  1. Que no leemos o al menos no vemos documentales históricos. En su lugar, preferimos las series de Hulu, Netflix, Disney, etc. o estar horas y horas "scroleando" las redes sociales.
  2. Que todavía tenemos que aprender a ser tolerantes con las demás culturas con las que convivimos en la Tierra, y abrir un poco nuestras mentes...
En fin, aprendimos que, todavía adoptamos el papel de inquisidores y señalamos la herejía, sin tener el conocimiento previo o con la cabeza fría, como dicen, por ahí.
Como le comentaba a mi hermana Dyanna Olivia Valle , la cultura francesa es así. Grotesca y burlona y hasta sin pudor, en ciertos aspectos. Y esto lo celebran con vino, y bailando can can en el Molin Rouge, punto. Su historia ha sido violenta a más no poder. Ellos sienten orgullo por su historia y eso había que demostrarlo, aunque a muchos no nos llamó la atención de la forma que lo hicieron.

Siempre recuerdo las palabras de Dyanna y de Ana Domenech , mis compañeras maestras de teatro respecto a un espectáculo: "la gente siempre va a recordar el principio y el final de un acto." Por lo tanto, tomando esta recomendación en cuenta, yo recordaré: el inicio del recorrido de la Antorcha Olímpica desde que salió de Grecia que fue uno emotivo, elegante, solemne; recordaré al tenista paraplégico que pudo hacer el recorrido de la antorcha gracias a un exoesqueleto que le permitió caminar, y por su puesto, recordaré a la grandiosa Celine Dion regresando al escenario cantando en la Torres Eifel, luego de que en 2019 tuviera que hacer una pausa por su enfermedad. Recordaré por su puesto, a mi delegación boricua representando a mi Isla con orgullo.

Eso, para mí, borró todo lo grotesco y de mal gusto que vi en la ceremonia inaugural. 

Recomendación: Antes de criticar una cultura, repasemos la nuestra que, aunque gloriosa también, ha tenido deslices como el reguetón y el trap que promueven la violencia y llenan estadios al mismo tiempo.

Cada país presenta al mundo sus raíces, su historia, sus hazañas, su música, sus bailes. Y lo hace desde la perspectiva de directores, artistas y productores.
¡Lindo domingo a todos!

martes, 2 de julio de 2024

Cerrando ciclos

Estos días de este verano 2024, han sido agotadores. No sólo por el calor extremo que cada año es mayor, sino por el trabajo que estoy haciendo en casa. La mudanza de Robertito a la casa de abajo, ha significado para mí un esfuerzo físico, mental y emocional. Esa era la casa de Papi y Mami. Aún quedaban algunas de sus pertenencias. Tener que seleccionar las pertenencias con las que me iba a quedar y las que había que descartar simplemente fue una acción que abrió la herida de la tristeza que implica haberlos perdido, que ya no estén. Es una gestión tan dolorosa. Pero sabía que me correspondía hacerlo a mí y solo a mí. En eso me dejaron sola... Pues tocaba hacerlo y se hizo. Ya mañana vendrán a llevarse las cosas pesadas, muebles inservibles, dañados, etc. 

Todo esto me lleva a confirmar que el ser humano nunca deja de cambiar. Creemos que seguimos siendo los mismos, la gente así lo cree también. Sin embargo, no es así. A través de nuestra vida experimentamos muchos cambios causados por nuestras vivencias. No me refiero a los cambios físicos. Esos se ven a distancia. Son los cambios mentales y emocionales los que no se notan, pero tarde o temprano, uno los nota. Cuando haces un alto en el ajetreo diario y reflexionas sobre tu vida, tus acciones y reacciones, ahí te das cuenta que algo cambió y nada será igual. 

Hace cuatro años, la vida me cambió. ¡La vida nos cambió! La partida de Papi ha sido el detonante del cambio más grande de mi vida. Luego a los años de su partida, llegó el segundo jamaqueón, la partida de Mami. Y mi vida no volvió a ser la misma. De pronto, todo lo que ellos hacían, tuve que comenzar a hacerlo yo, o Johanna, o Robertito, quién llevó la carga más pesada de este dolor. Ver la casa de ellos vacía al llegar de trabajar es algo qe, aún no supero. Cada vez que llego, aunque ya Robrtito la está habitando, y recuerdo que ya no están ahí, es como si un puñal volviera a espetarse en el corazón. Sé que Joha y Tito también lo sienten así. Aunque no lo hablemos...

Encontrar amistades o personas que los conocían y que no sabían que ellos habían muerto, es como una puñalada que te atraviesa en alma. Han pasados los años y todavía esto sucede. 

Sí. Todo cambió. En todos estos días tomé las cosas con calma, pensando con cabeza fría, porque si me detenía a pensar en el significado de cada mueble, cada pantalla sin pareja, cada estola, cada collar que iba revisando de aquel cofre, cada foto, cada reconocimiento; no habría hecho lo que tenía que hacer. Cerrar el ciclo del luto. 

Mas, pensándolo bien, la realidad es que nunca les guardamos luto por completo. Ambos eran personas alegres y sé que están en un lugar mejor. Sé que ninguno de los dos habría estado de acuerdo con el luto prolongado. 

Esta misión ha durado casi dos semanas, y faltan cosas por hacer... Mas no fue hasta esta mañana que me asaltó la tristeza y me eché a llorar. No fue un llanto largo, más bien momentáneo. Lloré, me tranquilicé, me enjuagué la cara y salí del cuarto. Ni Julio, ni Robertito preguntaron qué me pasaba. Ellos sabían. Lo que se vé, no se pregunta. ¡Mucho tardé en llorar! Creo que el ser fuerte ha llegado como parte del jamaqueón de hace cuatro y dos años. 

En fin, gracias a la decisión de Robertito de mudarse a los bajos, comienzó el proceso de cerrar el ciclo del luto. A ustedes Pa y Ma, solo les digo que con ustedes se me fue un pedazo inmenso de mi corazón. Que los extraño cada día. Y que agradezco a Dios Todopoderoso haberme dado la fortuna de ser su hija y el privilegio de haber cuidado de ustedes hasta el final. De esto último, viene la paz, el consuelo y la fortaleza que sentimos a pesar de la pérdida.
¡Los amo y amaré siempre! 
Su hija mayor, Elsita