Hace un par de años atras, un domingo en la mañana, sentada en ante el televisor comencé a cambiar de canales. Nada de interés había a esa hora del día. De pronto, en un canal de cable presentaban un documental. Me llamó la atención la presencia de aquella mujer. Tanto que puse a un lado el control remoto y continúe viendo el resto del programa. El dolor de esa mujer y el de su familia quedó grabado en mente a partir de ese momento.
Esa mujer extraordinaria, es Ingrid Betancourt. A partir de aquel día, su imagen se me quedó grabada y rogué a Dios Todopoderoso por su pronto regreso a la libertad y a su familia. Aquel tranquilo y soleado domingo en que yo, mientras disfrutaba de la paz de mi hogar y de la "libertad" en mi país, Ingrid y muchos otros seres humanos al igual que ella sacrificaban la suya por defender a brazo partido sus ideales de construir un mejor mundo para las futuras generaciones. Y me pregunto; quienes somos para privar de la libertad a los demás. De interrumpir una vida maravillosa y apartar a las personas de sus seres queridos, sólo por el hecho de que sus ideas no concuerdan con las nuestras... ¿Quién repone el tiempo perdido? Los abrazos, los "te quiero mamá", los feliz cumpleaños. ¿Con qué derecho han arrebatado la alegría de ver crecer a sus hijos? ¿Con qué derecho la privaron de la vida familiar?
Hace unos días, luego de seis largos años el mundo entero recibió con gran alegría la noticia de su rescate. Y a ese mundo que celebra su regreso a la libertad, me uno con gran alegría. Hoy unos hijos orgullosos, una madre agradecida lloran de alegría... ¡Por fin! Vayan mis saludos y más sinceros respetos a Ingrid Betancourt, su familia y toda Colombia desde mi querida Isla del Encanto, Puerto Rico.
A continuación disfruten de esta presentación que realizara ¨Un ciudadano del mundo". La misma lo explica todo... Que la disfruten.
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